La bruschetta es una receta tradicional italiana que data del siglo XV, cuando los campesinos utilizaban el pan duro del día anterior y lo aromatizaban con aceite de oliva y ajo. Originalmente, su nombre proviene del término dialectal "bruscare", que significa tostar o asar a la parrilla. En distintos países de Latinoamérica, este aperitivo se adapta y puede encontrarse bajo nombres similares o modificados, como "pan tostado con tomate" en México o simplemente "tostadas italianas" en otros lugares. Sin embargo, la esencia de esta receta radica en su simpleza y frescura, usando ingredientes mediterráneos y fácilmente accesibles.
La bruschetta se caracteriza por ser una entrada rápida y versátil que ha conquistado las mesas de muchas culturas, gracias a su combinación perfecta entre el pan crujiente y los ingredientes frescos o untables que se le añaden encima. Su popularidad ha trascendido fronteras, convirtiéndose en un símbolo de la cocina casera y saludable.
Como preparar Bruschetta salada
Para comenzar, mezcle aceite de oliva con ajo picado o triturado para infundir el aceite con su sabor característico.
Luego, unte esta mezcla en las superficies cortadas del pan francés, asegurándose de cubrir bien cada lado.
A continuación, hornee el pan a 400°F (aproximadamente 200°C) durante 8 a 10 minutos o hasta que esté dorado y tostado a su gusto.
Una vez tostado y fuera del horno, deje enfriar. Mientras tanto, en un recipiente, mezcle queso crema y queso parmesano con una batidora eléctrica a velocidad media hasta obtener una textura homogénea y cremosa.
Incorpore las aceitunas picadas a esta mezcla de quesos, integrándolas bien para que aporten sabor y textura.
Después, unte generosamente esta preparación sobre las mitades de pan frías, para evitar que se humedezcan demasiado.
Para finalizar, cubra cada bruschetta con rodajas de tomate ciruela y hojas frescas de albahaca, aportando frescura y color.
Para servir, corte las bruschettas en rebanadas diagonales, dándoles una presentación atractiva y fácil de compartir.