Las galletas de caja fría son un clásico en muchas cocinas de Latinoamérica, conocidas por su textura crujiente y sabor dulce que encanta a grandes y chicos. Originarias de la repostería europea, estas galletas han encontrado su lugar en hogares de países como México, Argentina, Colombia y Chile, donde se les suele llamar "galletas de mantequilla" o "galletas frías" debido a la técnica de refrigerar la masa antes de hornear. Esta práctica permite que la mantequilla se endurezca, lo que ayuda a que las galletas mantengan su forma y tengan un acabado perfecto al hornearse. A lo largo del tiempo, han surgido variantes locales que incluyen diferentes sabores y nueces, adaptándose a los gustos y tradiciones de cada región.
Como preparar Mis galletas favoritas de caja fría
Para comenzar, crema la mantequilla con el azúcar morena oscura hasta obtener una mezcla suave y homogénea.
Agrega el huevo, la vainilla y las nueces inglesas picadas, integrando bien todos los ingredientes.
Bate a mano hasta que la mezcla esté bien mezclada y tenga una consistencia cremosa.
Incorpora la harina poco a poco, mezclando hasta que la masa adquiera una consistencia manejable.
Forma uno o dos rollos con la masa y refrigéralos para que se endurezcan y sea más fácil cortar las galletas.
Cuando esté listo para hornear, corta el o los rollos en rebanadas delgadas.
Hornea las rebanadas a 350 grados Fahrenheit durante aproximadamente 4 minutos.
Observa cuidadosamente las galletas ya que tienden a quemarse fácilmente debido a su delgadez y contenido de azúcar.
Finalmente, enfría las galletas durante 30 segundos antes de retirarlas de la charola para evitar que se rompan.