La historia de la Musaca
La musaca es un plato tradicional muy popular en los países del Mediterráneo y los Balcanes, especialmente en Grecia, aunque su origen es objeto de debate entre diversas culturas. Se considera una de las recetas más representativas de la cocina griega, donde se prepara con capas de berenjena, carne picada y salsa bechamel. Su nombre proviene del término turco “musakka”, que significa "algo enfriado", haciendo referencia a la forma en que se servía originalmente este plato.
En Latinoamérica, este plato también es conocido y adaptado en varios países, aunque con algunas variantes. Por ejemplo, en Argentina, Uruguay y Chile es común encontrar recetas inspiradas en la musaca griega, usualmente elaboradas con carne picada y capas de berenjenas o papas. En México y otros países de Centroamérica, puede encontrarse bajo nombres como o , pero manteniendo la esencia de capas variadas y una cobertura cremosa. Esta receta refleja la influencia mediterránea en diferentes culturas culinarias, demostrando lo versátil y apreciada que es en múltiples regiones del mundo.
Como preparar Musaca
Primero haga la salsa de tomate: pele y pique las cebollas.
Sofría las cebollas en 2 cucharadas de aceite y 2 cucharadas de mantequilla, a fuego moderado, hasta que estén suaves y ligeramente doradas.
Agregue los champiñones y sofría.
Incorpore los tomates, la pasta de tomate, el vino, el perejil, los condimentos y el azúcar.
Reduzca el fuego a bajo y cocine a fuego lento sin tapar, de 30 a 45 minutos, revolviendo ocasionalmente, hasta que la mayor parte del líquido se haya evaporado y la mezcla esté bastante espesa.
Retire el sartén del fuego y deje enfriar completamente.
Comience a sazonar las berenjenas: pele las berenjenas y córtelas verticalmente, en rebanadas de 1/8 a 1/4 de pulgada de grosor.
Espolvoree ligeramente con sal y deje reposar por 30 minutos.
Ahora haga la salsa bechamel.
Use una batidora o mezcle a mano.
Coloque la leche en una cacerola y caliéntela hasta que aparezcan pequeñas burbujas en los bordes.
Retire y reserve.
Derrita la mantequilla en una cacerola de 3 cuartos a fuego muy bajo hasta que haga espuma, teniendo cuidado de no dorarla.
Agregue lentamente las 6 cucharadas de harina, revolviendo constantemente hasta que esté suave, y cuidando de no dejar que se dore.
Añada la leche lentamente, batiendo con un batidor de alambre.
Cuando la mezcla esté espesa y suave, retírela del fuego e incorpore los condimentos.
Revuelva el queso ricotta hasta que esté suave y cremoso.
Dóblelo suavemente en la salsa bechamel.
Incorpore los huevos batidos hasta que estén completamente integrados.
Volviendo a la berenjena: enjuague bien con agua fría.
Exprima suavemente y seque con palmaditas.
Cubra la berenjena con 1 1/2 tazas de harina y fría cada rebanada en aceite de oliva hasta que esté dorada por ambos lados.
Retire y deseche el exceso de aceite que haya subido a la superficie de la mezcla de tomate.
Engrase ligeramente un molde para hornear de 16x10 pulgadas y al menos 3 pulgadas de profundidad, y espolvoree el fondo con algunas migas de pan.
Coloque una capa de berenjena en el molde, seguida de una capa de la mezcla de tomate.
Espolvoree con migas de pan y queso rallado.
Repita tantas veces como berenjena tenga para usar.
Vierta la salsa bechamel con ricotta sobre la parte superior y hornee a 300 grados Fahrenheit durante una hora, o hasta que se forme una corteza dorada en la parte superior.
Retire la musaca del horno y déjela reposar sin moverla de 20 a 30 minutos.
La espera permite que las capas se fusionen.