La pizza, uno de los platillos más populares y versátiles del mundo, tiene sus orígenes en Italia, específicamente en Nápoles, donde comenzó como una comida sencilla para las clases trabajadoras. Con el tiempo, este platillo se ha transformado y adaptado a diversas culturas y gustos alrededor del mundo. En América Latina, la pizza también ha ganado gran popularidad y adopta diversas variantes y nombres dependiendo del país. Por ejemplo, en México y Argentina, la pizza es un referente gastronómico muy apreciado, mientras que en países como Colombia y Venezuela, se disfrutan versiones con ingredientes autóctonos y toques particulares.
En relación con la masa, existen opciones que buscan hacerla más saludable, como la pizza de salvado de avena. Esta variante combina el sabor tradicional de la pizza con beneficios nutricionales adicionales gracias al salvado de avena, conocido por su alto contenido de fibra y propiedades para mejorar la digestión. A lo largo de Latinoamérica, puede encontrarse bajo variantes como “pizza integral” o “pizza saludable”, haciendo énfasis en la calidad de sus ingredientes y su aporte a la alimentación equilibrada.
Como preparar Pizza de salvado de avena
Para comenzar, tenga un molde para pizza de 14 pulgadas o una bandeja para hornear de 17 por 14 lista.
Mezcle la harina, el salvado de avena y la sal en un tazón mediano.
Espolvoree la levadura sobre el agua tibia en la taza de medir.
Agregue una cucharada de aceite de oliva.
Revuelva hasta que la levadura se disuelva y agregue esta mezcla a la de harina.
Ase sobre una superficie ligeramente enharinada durante unos 5 minutos hasta que la masa esté suave.
Estire la masa en un círculo de 15 pulgadas y transfiérala al molde para pizza.
Pellizque la masa alrededor del borde para formar un borde.
Pincele la superficie con la cucharada restante de aceite de oliva.
Deje que la masa leve en un lugar cálido y sin corrientes de aire durante 15 a 20 minutos hasta que esté esponjosa.
Precaliente el horno a 450 grados Fahrenheit.
Hornee la masa durante 10 a 12 minutos hasta que esté ligeramente dorada.
Mientras tanto, mezcle los tomates, la pasta de tomate y las hojas de orégano secas en un tazón pequeño.
Esparza esta mezcla de manera uniforme sobre la base horneada, coloque las verduras (champiñones frescos, pimiento y cebolla) encima y espolvoree de manera uniforme con los quesos mozzarella y parmesano.
Regrese la pizza al horno y hornee por 12 a 15 minutos más o hasta que el queso se haya derretido y dorado ligeramente.
Deje enfriar unos minutos antes de cortar en porciones y disfrutar.