La salsa de arándano es un acompañamiento clásico en muchas celebraciones, especialmente durante la temporada de otoño e invierno. Su origen se remonta a las tradiciones culinarias de los países anglosajones, donde se utiliza principalmente para complementar platos de pavo en festividades como el Día de Acción de Gracias y la Navidad. En Latinoamérica, aunque no es tan tradicional, cada vez es más popular y se ha adaptado a diversos gustos locales, incorporando ingredientes autóctonos y sabores originales.
Esta salsa es conocida con distintos nombres en varios países latinoamericanos; por ejemplo, en México se le suele llamar simplemente “salsa de arándano”, mientras que en otros lugares como Argentina o Chile puede encontrarse como “mermelada o chutney de arándano”. Sin embargo, la receta base permanece bastante similar, combinando el dulzor de los arándanos con toques ácidos y especiados que realzan cualquier carne o plato al que se acompañe.
La receta que presentamos a continuación es una versión especial que incorpora oporto, romero e higos secos, dando un giro sofisticado y profundo al tradicional sabor de esta salsa. La mezcla de estos ingredientes aporta notas dulces, herbales y afrutadas, haciendo que esta salsa sea ideal para quienes buscan una experiencia gastronómica diferente y elegante.