La salsa de tomate caliente es una preparación tradicional que tiene sus raíces en la cocina casera de diversos países. Su origen se remonta a las mezclas sencillas de ingredientes frescos y conservas que las familias han elaborado para acompañar platos principales, especialmente en zonas donde el tomate es un cultivo común. En Latinoamérica, esta salsa puede recibir distintos nombres según la región: en México y Centroamérica suele conocerse simplemente como "salsa caliente", mientras que en países como Colombia y Venezuela se la denomina "salsa picante de tomate". Su popularidad radica en la versatilidad y el sabor, combinando la suavidad del tomate con el toque picante de ingredientes como el sambal o ajíes locales.
En muchos hogares latinoamericanos, esta salsa se sirve con platos tradicionales como el arroz, pastas y pescados, además de ser un complemento para antojos rápidos. La inclusión del ajo, el jengibre y la salsa de soya en algunas variantes añade un matiz de sabores orientales que se ha integrado a través del intercambio cultural. En definitiva, la salsa de tomate caliente es un ejemplo claro de cómo la gastronomía regional puede fusionar ingredientes simples para obtener resultados deliciosos y acogedores.