Origen y tradición del pollo al horno con arroz con limón
El pollo al horno es una preparación tradicional que tiene raíces profundas en diversas culturas gastronómicas de América Latina. Este plato combina la sencillez y el sabor en una experiencia culinaria que ha sido adoptada y adaptada en múltiples países. En distintas regiones se le conoce por diferentes nombres, como "pollo al limón" en México, "pollo al limón con arroz" en Colombia, o simplemente "pollo al horno con arroz" en países como Argentina y Chile. Cada versión refleja las costumbres locales y los ingredientes disponibles, pero el pollo y el arroz con un toque cítrico son la base común.
La técnica de cocinar la pechuga de pollo al horno con una salsa de mantequilla, limón y hierbas frescas resalta el sabor natural del pollo, mientras que el arroz al limón aporta frescura y un equilibrio perfecto. Es un plato que refleja la fusión de sabores europeos y latinoamericanos, especialmente por el uso del vino blanco y las hierbas, elementos importados que se han integrado al repertorio culinario tradicional.
Como preparar Solo pechuga de pollo al horno y arroz con limón
Para comenzar, precalienta el horno a 190 grados. En un recipiente apto para horno, coloca una cucharada de mantequilla y mezcla con el arroz hasta que todos los granos estén bien cubiertos.
Agrega el vino blanco al arroz y mezcla suavemente para combinar los sabores.
Corta el limón por la mitad y exprime el jugo de una mitad en un recipiente donde habrás derretido la mantequilla restante junto con albahaca fresca. También puedes usar otras hierbas aromáticas como eneldo u orégano, según tu preferencia.
Cubre la pechuga de pollo por ambos lados con esta salsa de mantequilla, limón y hierbas. Coloca la pechuga encima del arroz y el vino en el recipiente.
Corta la otra mitad del limón en rodajas finas y distribúyelas sobre el pollo, para aportar aroma y un toque decorativo.
Cubre el recipiente con una tapa ajustada o con papel aluminio y hornea durante 35 minutos o hasta que todo el líquido se haya absorbido y el pollo alcance una temperatura interna de 175°F (79°C).
Finalmente, salpimienta al gusto y sirve caliente para disfrutar de un plato lleno de sabor y frescura.
