El soufflé de limón congelado es un postre refrescante y ligero que ha conquistado paladares en diversas regiones de América Latina. Aunque su nombre proviene del término francés "soufflé", que significa "soplado" o "hinchado", esta delicia se ha adaptado a las tradiciones locales y varía de país en país. En México y algunos países de Centroamérica, se le conoce también como "merengue frío de limón", mientras que en otros lugares de Sudamérica puede encontrarse bajo nombres como "flan helado de limón" o incluso "mousse congelado de limón". Este postre combina la acidez característica del limón con la suavidad del merengue, resultando en una textura esponjosa que se mantiene firme gracias a su proceso de congelación. Su origen se relaciona con la influencia francesa en la cocina latinoamericana durante los siglos XIX y XX, fusionando técnicas clásicas con ingredientes autóctonos.
Como preparar Soufflé de limón congelado
En una cacerola grande, combina azúcar, maicena y gelatina.
Agrega agua y jugo de limón o lima.
A fuego medio, cocina y revuelve hasta que espese un poco.
Incorpora unas gotas de colorante alimentario del color del jugo usado, si lo deseas.
Enfría.
Refrigera hasta que esté parcialmente cuajado, aproximadamente 1 hora, revolviendo ocasionalmente.
En un tazón pequeño para batir, bate las claras de huevo hasta que estén firmes pero no secas.
Incorpora a la mezcla de jugo.
En un tazón pequeño para batir, bate la crema para batir hasta que formen picos firmes.
Incorpora a la mezcla de jugo.
Coloca o ata un "cuello" de papel encerado o papel aluminio de 3 pulgadas firmemente alrededor del borde de un molde para soufflé de 1 cuarto.
Vierte la mezcla en el molde.
Congela por 6 horas o toda la noche.
Retira el "cuello".
Decora con crema batida, caramelos de limón y tiras de gomitas si lo deseas.
Regresa las sobras al congelador.
El soufflé puede refrigerarse por 6 horas en lugar de congelarse.