La tarta de queso con frambuesa es un postre muy popular en muchas regiones del mundo, conocido por su textura cremosa y el contraste delicioso que le aportan las frambuesas. Su origen se remonta a la antigua Grecia, donde se elaboraban versiones básicas de cheesecake usando queso, miel y hierbas. Con el paso del tiempo, la receta evolucionó y se popularizó en Europa, especialmente en países como Alemania y Estados Unidos. En Latinoamérica, aunque la base principal es similar, este postre recibe distintos nombres y variantes. Por ejemplo, en México y algunos países del Caribe puede encontrarse como "pay de queso con frambuesa", mientras que en Argentina o Chile se suele llamar simplemente “cheesecake con frambuesa”. La inclusión de la frambuesa fresca o congelada aporta un toque frutal que equilibra la cremosidad del queso crema y es muy apreciado en la gastronomía regional.
Como preparar Tarta de queso con frambuesa
Para comenzar, combina el queso crema y la crema agria en un tazón, usando una batidora eléctrica a velocidad media, hasta que la mezcla esté suave y esponjosa.
Agrega el azúcar y los huevos, mezclando bien hasta obtener una mezcla homogénea.
Vierte esta preparación sobre la base de tarta sin hornear, asegurándote de repartirla de manera uniforme.
Hornea a 375 grados Fahrenheit durante 35 minutos o hasta que un cuchillo insertado en el centro salga limpio.
Refrigera la tarta por al menos 1 hora para que tome consistencia.
Mientras tanto, escurre las frambuesas, reservando el jugo que suelten.
Agrega suficiente agua al jugo reservado para obtener 3/4 de taza de líquido.
Mezcla la maicena con el jugo y agua en una cacerola de 2 cuartos de capacidad.
Cocina la mezcla a fuego medio, revolviendo constantemente, hasta que hierva.
Continúa la cocción por un minuto más para que espese adecuadamente.
Retira del fuego y añade las frambuesas restantes, luego deja enfriar a temperatura ambiente.
Incorpora la crema para batir previamente batida a punto de nieve con las frambuesas enfriadas, y esparce esta mezcla sobre la capa de queso crema ya refrigerada.
Finalmente, refrigera por 2 a 3 horas adicionales antes de servir para que los sabores se intensifiquen y la tarta adquiera la textura perfecta.