La sopa de ajo es un platillo tradicional muy arraigado en la cocina española, conocido por su sabor reconfortante y su uso de ingredientes básicos como el ajo y el pan. Su origen se remonta a la época medieval, cuando era consumida principalmente por campesinos que aprovechaban ingredientes humildes y accesibles. En Latinoamérica, esta sopa puede recibir diferentes nombres o variaciones según el país; por ejemplo, en México se le conoce comúnmente como “caldo de ajo” y en otros lugares se adicionan ingredientes como huevo o chiles para darle un toque distintivo. Aunque la receta básica es sencilla, cada región adapta este clásico para reflejar sus propias tradiciones culinarias.
Este platillo es valorado no solo por su sabor sino también por sus propiedades digestivas y energéticas, ya que el ajo es reconocido por sus beneficios para la salud. A lo largo del tiempo, la sopa de ajo ha evolucionado, incorporando técnicas y ingredientes modernos para hacerla más ligera y adecuada para dietas bajas en grasa, como es el caso de esta versión con cebolla asada que intensifica el sabor sin añadir calorías innecesarias.