El té de jengibre es una bebida tradicional que tiene sus raíces en la medicina ancestral de diversas culturas alrededor del mundo, especialmente en Asia y América Latina. En países como México, Colombia y Perú, esta infusión es valorada no solo por su sabor, sino también por sus múltiples propiedades medicinales. En algunos lugares de Latinoamérica, el té de jengibre es conocido simplemente como "agua de jengibre" o "infusión de jengibre", mientras que en otras regiones se le añade el nombre de "té para el resfriado" debido a sus usos para aliviar síntomas gripales. Originalmente, esta preparación se utilizaba para mejorar la digestión, activar la circulación y fortalecer el sistema inmunológico, tradiciones que han pasado de generación en generación.
El jengibre se combina frecuentemente con especias aromáticas típicas como la canela, el clavo y el cardamomo para potenciar su sabor y propiedades. Además, la presencia de pimienta negra ayuda a activar sus componentes beneficiosos. Aunque su preparación puede variar levemente según la región, el té de jengibre suele acompañarse con alguna leche vegetal o regular para equilibrar su sabor picante y aportar suavidad.